Estudiantes: una victoria sin ningún brillo para obtener el primer puesto.

COPA LIBERTADORES Estudiantes: una victoria sin ningún brillo para obtener el primer puesto
Con goles de Lazzaro y de Wila en contra, superó 2-0 a Cuenca. Sólo fue un trámite.

Misión cumplida: Estudiantes dio el primer paso en su ambición de avanzar en esta Copa Libertadores, que es su prioridad número uno. Dio otra muestra gratis de su mística para llevarse el Grupo 2 sin sobresaltos. Pero, de entrada nomás, hay que aclarar que no jugó bien, a pesar de su victoria por 2-0 ante un débil Deportivo Cuenca. Le alcanzó con el peso específico de sus jugadores y el de su historia. Le tiró la chapa encima a los ecuatorianos. Aun con un Juan Sebastián Verón en el cincuenta por ciento de sus posibilidades físicas, por esa rodilla izquierda lastimada. Un tema no menor.

Fue mediocre la primera mitad del partido, porque no estuvo acorde a la altura de lo que se esperaba. Más, claro, enfocando el lente en la producción de Estudiantes. Y de su líder, Verón. No hubo fiesta en la cancha porque el local no apabulló a su rival, a pesar de las diferencias en las valías de sus respectivos jugadores. Pero la clave estuvo en que ante una casi equitativa posesión del balón (pareció que se lo prestaban uno a otro), no produjeron lo mismo. Estudiantes hizo negocio en la calidad y en la cantidad de situaciones que creó.

En la primera, rompió el cero. Un bochazo de Verón no lo pudo sostener Piatti. Rechazó mal Moreno hacia el medio y Lázzaro metió adentro el derechazo desde afuera del área. Fue todo un acierto en la lectura del movimiento del autor del primer gol de un delantero de Estudiantes en esta Copa. Eligió bien el palo (izquierdo) e hizo picar la pelota antes que Klimowicz pudiese reaccionar. Y ese 1-0 cambió el tablero del partido. Porque Estudiantes se tranquilizó y le trasladó la presión a un Cuenca que no tuvo respuestas.

El partido tuvo un quiebre a los 26 minutos, cuando Verón chocó con Jimmy Bran y asustó a todo Estudiantes porque el golpe fue en la rodilla lesionada contra Danubio (la izquierda, donde sufrió una distensión de ligamentos). Fue una situación angustiante que le quitó vuelo al partido y al conductor a Estudiantes. Porque, ante este apremio, ni Benítez ni Moreno y Fabianesi aparecieron cuando desapareció la Brujita. Entonces, el espectáculo se volvió demasiado rústico, con un Amarilla riguroso y cuatro amonestados (dos por bando) por poner más que lo permitido.

Ahí, Estudiantes alternó aciertos y errores. Lo mejor estuvo adelante, con un Salgueiro inquieto, un Piatti veloz y un Lázzaro que gana y pierde, pero cuando ganó fue gol. ¿Lo peor? Las imprecisiones en el medio para no usufructuar mejor el contraataque: Lázzaro se comió el segundo cuando Piatti lo dejó solito frente a Klimowicz y terminó ganando el arquero.

Si el primer tiempo fue mediocre, el segundo fue decididamente malo. Estudiantes puso el piloto automático y siguió ejerciendo la supremacía por la mayor jerarquía de sus jugadores, especialmente de aquellos de adelante. En ese contexto, se destacó el uruguayo Juan Manuel Salgueiro porque fue peligroso, atrevido, decisivo, encarador. Un muy buen asistente, que siempre ayudó en el armado de las jugadas ofensivas.

A Salgueiro lo secundaron Piatti, quien a los 21 minutos mandó un centro desde la izquierda y Moreno y Fabianesi la calzó de derecha, pero Klimowicz la sacó por arriba. Y Lázzaro, quien estuvo picante y a los 24 metió un cabezazo cerca del poste derecho.

Y si algo le faltaba a este partido de tono menor, ocurrió a los 38 minutos. Una muy linda pared entre Moreno y Fabianesi y Galván le permitió a éste enviar el centro que Polo Wila terminó de la peor manera, introduciendo la pelota en su propio arco. Un 2-0 que marcó una diferencia exagerada. En un partido áspero (Bran se fue expulsado), sin vuelo y sin muchas llegadas, Estudiantes jugó mal y ganó bien, pero de ninguna manera hizo méritos para que el resultado fuese tan generoso.

Ojala q pùeda clasificar boca este martes voy a al cancha a alentar