La Copa Santander Libertadores
Fue más fácil de lo pensado...
San Lorenzo pasó a los octavos de final con la bandera de la contundencia: venció a Caracas por 3-0 y quedó segundo en el Grupo 1; Bergessio, Rosales, en contra, y Silvera, los goles.
El pulso tembloroso sólo se advirtió por la responsabilidad que se había impuesto, por aquellos viejos complejos que deambulaban por su mente. Nada más. Cuando se convenció, cuando soltó los primeros trazos, San Lorenzo se aseguró la clasificación para los octavos de final de la Copa Santander Libertadores con una caligrafía bien legible, casi perfecta, que nunca delató los nervios de un escrito tan sentido. En una vivaz exhibición de contundencia, y aún cuando su juego deja cierta falta de pulcritud, de conexión, el Ciclón se sacó de encima a Caracas y se adueñó del pasaje a la siguiente etapa. Fue anoche, en un Nuevo Gasómetro desbordante, en el que construyó un 3 a 0 tan efusivo como alentador para el futuro. Se grita, se festeja, se vibra...
El ambiente estuvo cargado de presión hasta que una jugada aquietó las sensaciones. Vale el detalle: fue un centro desde la derecha de Adrián González. Placente apareció por la izquierda y, de cabeza, puso la pelota casi en el área chica. Silvera no llegó a empujarla. Pero sí Bergessio, que autorizó el delirio, que liberó la emoción con un toque corto directo a la red, en un chapuzón al desahogo. La tensión duró apenas un cuarto de hora.
Aquellos que fueron en busca de fervor, de pasión, justo eso vieron desde el césped. Como siempre, la bravura desoyó los consejos de la mente fría. Hubo algún sobresalto, claro que sí. Porque Caracas, de a ratos, manejó la pelota con orden y una prolija táctica. Pero también se notaron momentos favorables en el Ciclón, sobre todo de la mano de los puntales ofensivos. Como en aquella aparición de Silvera, cuyo remate pegó en el palo derecho.
San Lorenzo creció y amplió la diferencia con una jugada enredada, que fue la síntesis perfecta para un desarrollo determinante. D Alessandro quitó una pelota cerca de la línea final; Méndez sacó un centro pasado que Bergessio empujó al medio del área; Silvera arremetió, pero no entró en contacto directo; hasta que entre el defensor Mera y el arquero Rosales desviaron la pelota, que ingresó por el propio impulso del guardavalla. Así de confuso. Así de disputado. Así de celebrado...
Caracas se desmoronó. El equipo azulgrana mostró los atributos de los últimos tiempos. Sin haber jugado del todo bien, se las arregló e hizo un culto de la contundencia. El ingreso de Bottinelli por Rivero dejó en evidencia que Ramón Díaz no quería ceder ni un centímetro de la distancia conseguida. El cambio, a simple vista defensivo, no le quitó la iniciativa al Ciclón, que merodeó el área venezolana cada vez que encontró los resquicios. Cuando San Lorenzo no pudo con el juego asociado, intentó con los remates desde lejos de Adrián González, D Alessandro y Silvera.
Hasta que la cifra se cerró con un grueso error del arquero Rosales, de pésima actuación, que pifió un largo pelotazo de Acevedo; Silvera aprovechó la falla, corrió unos metros y convirtió con el arco libre. San Lorenzo despejó la ruta hacia la próxima etapa con las equivocaciones de Caracas y, a la vez, con otra demoledora muestra de su contundencia. Tachó de su lista el primer objetivo. El resto está por escribirse.
4 son los tantos de Bergessio en 2008; anoche, el goleador de San Lorenzo marcó su primera conquista en la Copa Libertadores.
Por Ariel Ruya
De la Redacción de LA NACION
EL COLORIDO
Con 35.000 personas y Maradona en un palco
El Nuevo Gasómetro fue una fiesta. Hubo aliento casi todo el tiempo y estuvo Diego Maradona, que alguna vez dijo que admiraba a la hinchada de San Lorenzo.
LO CURIOSO
De a ratos, la visibilidad también estuvo afectada
La mezcla de humo y niebla fue evidente en el Bajo Flores. Si bien cambió durante la noche, de a ratos la visión se hizo dificultosa en algunos sectores.
EL DATO
Hirsig y Bilos, fuera por problemas físicos
Sendas molestias musculares dejaron al margen del partido a los mediocampistas de San Lorenzo, que ni siquiera integraron el banco de los suplentes.
by Marchegeck